SALVADOR GARCÍA AGUILAR
Hijo Predilecto de Rojales, Escritor.
Salvador García Aguilar nace un 21 de noviembre de 1924 en Rojales (Alicante). De niño se traslada con sus padres a Barcelona debido a la enfermedad de su madre. Tras la Guerra Civil, en 1940, fija su residencia en Molina de Segura (Murcia), población donde establece su residencia familiar y donde permanece el resto de su vida.
Debido a su situación familiar y de la época, guerra y posguerra civil, tiene que abandonar sus estudios en 1936 para buscar trabajo, con apenas doce años. Ejerce diversos oficios, entre los que destaca aprendiz de barbero, pero no abandona su afición a la lectura y se convierte en un lector voraz de autores clásicos griegos como Platón, Aristóteles, Homero y otros por los que siente una especial predilección.
A los diecinueve años realiza el servicio militar en Madrid, donde cosecha buenas amistades.
Durante su estancia castrense, debido a su buen hacer, sus superiores le proponen continuar en el ejército como profesional, pero Salvador declina dicha opción.
Acabado el servicio, encuentra trabajo en la empresa Hernández Rex, S.A. de Molina de Segura, perteneciente al sector de la conserva, llevando a cabo tareas administrativas y comerciales. Labor que ejerce durante más de treinta años en la misma empresa.
Su trabajo diario no impide a Salvador continuar con su afición literaria y desarrolla su vocación, cultivada desde la adolescencia. Estas circunstancias explican su aparición tardía como novelista, pues hasta 1984 no se da a conocer.
Su carta de presentación es su premiado libro “Regocijo en el hombre”, con el que obtiene el Nadal el 6 de enero de 1983.
A partir de ese momento Salvador abandona el oficio de administrativo que había ejercido durante muchos años para ganarse la vida como escritor.
Resulta curioso que su pasión por la escritura no fuese conocida por nadie. Así lo señala el jefe de la oficina en la que trabajaba cuando conoció la noticia del premio: “Nunca sospechamos que Salvador escribiera… Si lo hubiéramos sabido, le habríamos facilitado las cosas…”. Y también lo expreso el mismo en una de sus últimas entrevistas, en la presentación de una de sus últimas obras, cuando aseguró al periódico La Opinión de Murcia que ni sus vecinos se hubieran enterado de que era escritor, de no haber sido por el Premio Nadal de Literatura.
Ramón Jiménez Madrid, íntimo amigo de Salvador, describe su personalidad como “un hombre de pelo blanco y tez tostada, aparentemente parco, algo tímido y seco, que desaloja su austera y franciscana humanidad cuando se le conoce a fondo”.
Salvador García Aguilar fue un escritor tardío, totalmente autodidacta, se dio a conocer en los medios literarios cuando ya tenía casi sesenta años, al obtener el Premio Nadal en 1983, uno de los premios más prestigiosos del panorama literario español, por su novela “Regocijo en el hombre”, siendo uno de los pocos autores murcianos que ha conseguido este galardón.
Dramaturgo autodidacta, cultiva una literatura de tinte histórico principalmente, en sus más de veinte libros escritos, doce de los cuales han sido publicados. García Aguilar es señalado como uno de los mejores autores murcianos, aunque poco conocido fuera de nuestra región, debido a su talante introvertido y a una vida alejada de los círculos literarios del momento.
García Aguilar es señalado como uno de los mejores autores murcianos. Cultivó la novela histórica fundamentalmente, cuestión esta derivada de su gran afición a los libros de historia.
Algunos críticos literarios se refieren a él como un escritor de la generación de “los niños de la guerra o del medio siglo”, marcados en su infancia por la Guerra Civil Española. A esta generación también pertenecen otros escritores como Juan García Hortelano, Jesús Fernández Santos o los hermanos Goytisolo (Juan, José Agustín y Luis).
Aparte del mérito de su escritura, hay que reconocer en García Aguilar un hito histórico, por el efecto positivo que tuvo para las letras murcianas conseguir uno de los más prestigiosos premios españoles de narrativa. El premio sirvió de estímulo vital para un puñado de notables escritores murcianos que no solían trascender más allá de las fronteras regionales, salvo en contadas ocasiones.
Premio Nadal de 1983
Con , su obra novel, obtiene el Premio Nadal de Novela en 1983. Este hecho resulta anecdótico, porque obtiene el premio con su primera novela y porque se presenta al concurso gracias a que dos amigos suyos, profesores de literatura, le incitan a presentarse.
El libro es un relato histórico, centrado en el mundo anglosajón y vikingo, que ofrece tres relatos narrados en primera persona por un obispo, un rey y un príncipe. Tres protagonistas con un argumento común, pero a la vez con una perspectiva distinta. El uso y el modo arcaico de su lenguaje, dota a la obra de cierta singularidad que difiere de las obras de la misma temática escritas en esa época.
Esta obra está emparentada con la novela histórica de moda en aquel momento, que tiene de fondo una admiración por la vida aventurera, la independencia y la libertad. Esta novela tuvo una cogida positiva pero no entusiasta, y en ella sorprende la madurez alcanzada en una ópera prima, derivada de los muchos años que pasó cultivando la afición literaria.
En su segundo libro, Relatos (1985), recoge algunos textos escritos con anterioridad. Se compone de cuentos diversos, de corte muy tradicional y temática regional como lo son cualquiera de las narraciones “murcianas” allí recogidas, en las que se aúna el afán narrativo con la virtud descriptiva, relacionable con el artículo de costumbres, en su más sólida tradición, y otros de corte más moderno y avanzado, como los tres “cuentos” que abren la colección, de aire más enigmático y aun simbólico. Como intermedio, el libro contiene unos “retratos” bien construidos que nos muestran también la veta lírica e intimista del autor, forjada nuevamente en un perceptible simbolismo. A estas obras han seguido otros libros que no han alcanzado tanta difusión, aunque su calidad literaria es notable, como sucede con Granada cajín (1990), novela ambientada en la Murcia medieval del período inmediato a la conquista por Alfonso X el Sabio, en la que conviven cristianos, musulmanes y judíos, o con Clama el silencio (1990), en la que puso de manifiesto la solidez y continuidad de su obra narrativa, confirmada en sus últimos libros, Epílogo para una reencarnación y El tiempo que nos vive, aparecido este último al final de la vida del novelista.
Después de obtener el Nadal continúa alejado de la vida pública, lo que impide que su obra sea conocida más allá de la Región de Murcia. Escribió una veintena de libros, de los que se han publicado solo la mitad, porque como comentaba el mismo “no porque la obra no merezca la pena, sino porque nunca he ido detrás de nadie para publicar mis libros”.
Entre las obras publicadas
Regocijo en el hombre, Barcelona, Destino, 1984;
Farfollas y perfollas, Rojales, Concejalía de Cultura del Ayuntamiento, 1984;
Relatos, Murcia, Editora Regional, 1985;
Clama el silencio, Murcia, Universidad, 1990;
Granada cajín, Murcia, Editora Regional, 1990;
La guerra de los patos, Alicante, Diputación Provincial, 1994;
Epílogo para una reencarnación, Murcia, Editora Regional, 1995;
El tiempo que nos vive, Murcia, Editora Regional, 2003.
La guerra de los patos (1994)
La noche mágica: Leyenda de La Encantá (1996)
La flauta hay que tocarla siempre (2000)
El tiempo que nos vive (2003),
También cultivó el género del cuento, recogidas en Relatos y en La flauta hay que tocarla siempre (Cuentos de aquí y de allá).
Y una obra de teatro, La noche mágica: La Encantá.
Encontrados: relato perteneciente a La flauta hay que tocarla siempre (2007), Narrativa murciana, hoy (1981), El tiempo no tiene corazón (2008).
La última aparición pública de Salvador fue en enero de 2004, durante el acto de entrega de los premios del Club de la Prensa de Molina de Segura. Falleció el 13 de enero de 2005 en Murcia, con ochenta años, tras una larga enfermedad.
En mayo de 2006 se celebró un Congreso en homenaje a García Aguilar.
Tanto Rojales, su pueblo natal, como Molina de Segura, donde vivió gran parte de su vida, le han rendido diversos homenajes, entre los que destaca la creación de un Certamen Literario (1996) en Rojales y una Biblioteca (2007) en Molina de Segura, que llevan su nombre.
Es Hijo Predilecto de Rojales e Hijo Adoptivo de Molina de Segura.